Había una vez cuatro amigos pastores juntando huesos en los cerros; estaban muy hambrientos. Cuando de repente uno de ellos mira que bien lejos vienen unos arrieros con ovejas. Así que prepararon un plan para robarles dos corderos a los arrieros; dos de ellos se fueron a esconder en distintos lugares. Otro los iba a recibir y el tercero no entendió el plan y también se fue a esconder.
Al llegar la noche llegan los arrieros con sus animales. Mientras uno les daba la bienvenida, en la oscuridad uno de los amigos fue a pillar un cordero y se dio cuenta que lo seguían. El otro lo mismo, también pensó que lo seguían. Así que se la llevaron toda la noche persiguiéndose y escondiéndose. El tercer pastor que se habla escondido, pilló un cordero bien confiado, le amarró las patas y se durmió junto a él.
Al otro día se fueron los arrieros bien agradecidos por el recibimiento que habían sido objeto. Y llega la hora de juntarse. Los dos amigos se rieron tanto al darse cuenta recién en la mañana que eran ellos mismos los que se perseguían y escondían. Y el tercer pastor bajó muy contento con su cordero al hombro.
Se disponían a comerse el corderito, cuando llega el patrón con un amigo y le ofrece asado de cordero y ahí no mas quedaron los pastores, sin probar nada.
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